La conservación y recuperación de los pastizales mediante la siega y el pastoreo son claves para frenar el cambio climático y para aplacar el calentamiento global del planeta.
Por un lado, el pasto herbáceo presenta una gran capacidad para secuestrar carbono atmosférico inyectándolo en el suelo, al contrario que las plantas leñosas, las cuales lo fijan mayormente en su estructura aérea. Bajo tierra el carbono es menos susceptible de regresar a la atmósfera cuando acontece un incendio.
Además, al romper la continuidad de las grandes masas leñosas de matorral y arbolado, los pastizales reducen las probabilidades de que se produzcan megaincendios, con combustiones imperfectas de la biomasa y la liberación de grandes cantidades de monóxido de carbono. El CO favorece de manera indirecta la estabilidad a largo plazo del metano en la atmósfera (uno de los gases más importantes implicados en el efecto invernadero).
Por otro lado, los pastizales presentan una gran capacidad de enfriar el planeta debido a la radiación solar que reflejan ( el albedo), mucho mayor que la que reflejan los bosques y las masas de matorral. El albedo de la hierba fresca supone más del doble que el de un árbol. En verano, cuando la incidencia del sol es mayor, los pastos se agostan y amarillean, incrementadose aún más su albedo y reduciendo por tanto la absorción de calor.
No existen grandes manadas de herbívoros silvestres en Madrid, ni en la Península Ibérica. Quedaron extintas hace miles de años en toda Europa. Las funciones que cumplían en el ecosistema fueron suplidas por manadas de herbívoros domésticos: vacas, ovejas, caballos y cabras.
Además, los seres humanos se asignaron de manera directa una función que antes fue trabajo de megaherbívoros como mamuts, elefantes o mastodontes: el apeo del arbolado, ya sea mediante la quema en incendios controlados o la corta para el aprovechamiento de la madera.
A día de hoy la transformación de la geografía con grandes infraestructuras (autovías , presas, etc) imposibilita la reintroducción de las antiguas manadas de herbívoros silvestres. Para ellas la migración constante impuesta por la estacionalidad de los pastos era condición necesaria de su existencia. Y también lo fue para los rumiantes domésticos, que trashumaban por las cañadas al ritmo de las estaciones.
En el contexto actual, allí donde la trashumancia no es posible, merece la pena emularla con una planificación exhaustiva de rotación de los pastos locales. Es la mejor manera de recuperar todos los beneficios ambientales que hace miles de años nos proporcionaban los movimientos migratorios de los herbívoros silvestres y aun hoy lo hacen unos pocos rebaños trashumantes.
Las cabras devoran con fruición las hojas y los brotes tiernos de la jara estepa ("Cistus albidus"). Les es muchísimo más apetecible que la jara pringosa (Cistus ladanifer") y este hecho queda reflejado en el paisaje.
Las variantes híbridas de estas dos cistáceas también son parte preferente de la dieta del rebaño.
No obstante, gracias al manejo dirigido del pastoreo se está logrando el ramoneo homogéneo de determinadas manchas de jaras de ambas especies y su sustitución por pastizal a partir del propio banco de semillas del lugar.
Retratos de cabras de Guadarrama: Golondrinas o jardascas, cárdenas, negras, mochas o cuernibizcas, cariblancas, oriscanas, etc...
El pelo largo funciona como una adaptación a las precipitaciones: el chubasquero montuno. Las mucosas oscuras, engrosadas con depósitos de melanina, favorecen la resistencia a los daños mecánicos y a los que provoca la luz ultravioleta.
Tema a parte son las adaptaciones menos visibles como la microbiota del rumen.
Variaciones genéticas y epigenéticas que permiten una adaptación óptima al terreno y a las circunstancias cambiantes.
Una buena rumia multiplica el valor de un buen careo.
Tras la remasticación el bolo ruminal de "Cuernibizca" regresa al estómago, tal y como se puede apreciar en el vídeo, y continúa el proceso de fermentación.
Y lo siguiente, el descanso...
Un menú monótono de jara pringosa es poco digerible para el rebaño debido a los taninos que producen estas plantas.
Las cabras lo contrarrestan variando los ritmos de ingesta y alternando con herbáceas y leñosas "más suaves". Además combinan su menú alimentándose con otras plantas de la familia de las liliáceas, campánulaceas y otras muchas, ricas en sustancias antagonistas como las saponinas. Al combinarse, ambos tipos de metabolitos anulan sus efectos nocivos sobre el organismo y permiten su desintoxicación mientras continúan pastando.
Ecosistema abierto gestionado por rebaños de herbívoros domésticos: el ganado crea pasto y el pasto crea ganado.
La biodiversidad de estos pastizales de montaña proporciona una variedad inmensa de nutrientes y de fitoquímicos con propiedades bioprotectoras para las cabras.
La diversidad biológica a distintas escalas conforma una red intrincada de relaciones entre todos los seres vivos que los hace interdependientes.
La microbiota del suelo y la flora ruminal dependen la una de la otra y viceversa.
Una planta de trébol como tal, o cualquier otra, vive asociada a un complejo de hongos, bacterias, etc que lo constituyen en una unidad ecológica propia con un hologenoma específico. El escarabajo y su microbiota asociada se relacionan de holobionte a holobionte con la planta que poliniza.
La biodiversidad botánica ofrece un paisaje fitoquímico variado al paladar de los rumiantes y de los artrópodos herbívoros. Esa riqueza fitoquímica también se traslada a la carne y la leche producidas en estas circunstancias y las distingue por sus sabores, olores, colores, 🌈 densidades y equilibrios nutricionales respecto de las producidas con piensos y leches industriales, monocultivos o ecosistemas poco biodiversos.
La salud de los ecosistemas se refleja en la saturación de flujos múltiples pero ágiles entre todos los seres que lo habitan y repercute en la salud de los seres humanos de manera directa a través de los alimentos, pero también en cuanto a la calidad de los paisajes, el secuestro de carbono en los suelos, el control de desequilibrios que derivan en plagas y enfermedades y un largo etcétera de servicios ecosistémicos.
Reconstruyendo pastizales.
Trifolium arvense a 1.300 metros de altitud.
Nacimientos en pastos de montaña.
El ganado va escogiendo su menú cada día según sus necesidades orgánicas, buscando el equilibrio según van variando dichas necesidades con el flujo de los acontecimientos cotidianos y las situaciones inesperadas. En un ecosistema sano, que ofrece una variedad suficiente de recursos alimenticios, cada individuo del rebaño selecciona su ración diaria atendiendo señales bioquímicas internas que son moduladas por el aprendizaje y la experiencia.
Entonces, la labor más importante de la pastora consiste en crear las condiciones para mantener y promover la salud de ese ecosistema.
Después de más de un año de pastoreo sobre terrenos abandonados hace más de medio siglo comprobamos el rápido enriquecimiento de la cubierta herbácea y la explosión de diversidad botánica que acontece. La apertura del matorral favorece la germinación de las semillas de plantas herbáceas con baja tolerancia a la sombra.
En las fotografías recogemos multitud de especies de hierbas de la familia de las fabaceas a las que se suman Trifolium campestre, Dorycnium pentahyllum y tantas otras, juntas en una superficie de unos pocos metros cuadrados y en la que se pueden observar además gramineas, asteraceas, etc.
Con el abonado del suelo por parte del rebaño y con la fijación de nitrógeno atmosférico que realizan estas leguminosas se crean unas condiciones que permiten la implantación y desarrollo paulatino de las hierbas perennes. De esta manera se van consolidando los pastizales y las praderas recuperadas.
Está transformación del paisaje conlleva un relevo en su gestión natural. En ausencia de manadas de herbívoros silvestres las masas continuas de jaral estaban abocadas a ser consumidas por el fuego a través de incendios periódicos. Pero una vez que el matorral va siendo sustituido por pastizales, el consumo de la biomasa vegetal le corresponde a los rebaños de ganado doméstico, que con un buen manejo genera un círculo virtuoso de valores ecológicos y productivos.
Jornada sobre medidas de pastoreo para la prevención de incendios forestales a cargo de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la @comunidadmadrid del pasado día 26 de abril.
Una mañana sobre el terreno con la participación de @novillo.carlos Irene Aguiló Vidal, Pablo Cristóbal Mayoral, @angeloteom @rachelvr25 Marta Jerez de la Vega, Antonio Gómez Sal, Julián Jiménez Díaz, el cuerpo de agentes forestales, tragsa, @ayto_berzosadelozoya @puentesviejas y un largo etcétera.
Cuando @pastosalvaje recibió el premio de @euagrifood EU Organic Awards 2023 en la categoría Best Female Organic Farmer el jurado resaltó la labor de prevención de incendios forestales que realiza el rebaño como uno de nuestros mayores valores ecológicos. Es por ello que este premio es también un reconocimiento al programa del Servicio de Prevención de Incendios Forestales con pastoreo de la Comunidad de Madrid.
Gracias a todos por esta muestra de apoyo a la ganadería menor ligada al territorio y la promoción de los servicios ecosistémicos que proporciona.
Gracias también a @perrodeloshierros y a madridagroasesor @imidra_madrid por su ayuda constante.
La jara pringosa (Cistus ladanifer) produce un exudado constituido por ácidos fenólicos y flavonoides que resulta en un mecanismo de defensa frente a herbívoros por su poder de contracción de las fibras musculares de los animales. La concentración de estos metabolitos secundarios tóxicos es mayor en los brotes y hojas jóvenes de las plantas, por lo que los herbívoros prefieren ramonear ejemplares maduros aunque sean más pobres en nutrientes.
El rediseño del paisaje matorralizado por abandono en ambientes mediterráneos puede tener buenos resultados a corto plazo con pastoreo de precisión de rebaños de cabras, pero debe atender a la compleja red de interacciones entre todos los elementos del medio natural. La ecológia del comportamiento es una pieza más a considerar y de gran importancia a la hora de planificar el pastoreo. La manera de afrontar un desbroce a diente de una mancha de jaral joven difiere en la táctica empleada frente a un jaral maduro. La restauración de un pastizal sobre jaral previo conlleva velocidades distintas según sea el grado de madurez del mismo, lo que debe afectar a las decisiones que tomemos enfocadas a la consecución de paisajes mosaico.
Pastorear el rebaño marca la diferencia.
El pastoreo controlado permite la conformación de pastos de alta calidad y el enriquecimiento de la diversidad biológica de la comunidad de especies de la cubierta vegetal.
El pastado libre sin pastoreo puede llegar a trabajar en sentido contrario.
Restauración del agroecosistema.
El desbroce a diente del matorral va descubriendo un paisaje abandonado hace más de medio siglo, con corrales hortícolas que eran regados desviando las aguas del arroyo. Praderas recuperadas y frutales rehabilitados que vuelven a dar fruta.